La filosofía en los medios de comunicación

Introducción


El ser humano siempre ha buscado comunicarse para expresar sus pensamientos y sentimientos, para ello creó el lenguaje que se manifiesta en múltiples formas: la escritura, el idioma, su propio cuerpo o inclusive el arte.

Y no importa que otras maneras conciba de comunicación, siempre lo que querrá hacer es dar a conocer a los demás sus ideas, las que pueden ser propias o aprendidas.

Nuestro lenguaje se manifiesta de muchas maneras, pero pienso que la palabra hablada contiene una fuerza especial.

Tal vez porque es nuestra voz la que hace evidente nuestro razonamiento, haciendo que no haya duda de lo que queremos decir y en caso de surgir alguna, el hecho de hablar, implica que lo hagamos frente a algún interlocutor, frente a un pequeño grupo de personas o ante un gran auditorio, donde habrá siempre la posibilidad de responder a los cuestionamientos que surjan de nuestra conversación; además de que nuestra voz, aparte de manifestar una o varias ideas, puede transmitir al mismo tiempo diversas emociones.

Muchas de las grandes civilizaciones de la antigüedad, tuvieron un especial aprecio por la palabra. Culturas como la egipcia, la hindú y desde luego la griega, sabemos que transmitían sus más preciados conocimientos por medio de la tradición oral y no porque no conocieran la escritura, sino porque confiaban más en el poder que tiene la palabra.

El conocimiento se ha difundido principalmente de forma oral, ya que si echamos una mirada a la historia, la escritura no ha sido del uso común sino hasta hace pocos siglos y no es usada de manera global, ya que en nuestros días aún existe el analfabetismo; y si analizamos con detenimiento nuestra cultura, la mayor parte del conocimiento que adquirimos es a través de las palabras: por medio de lo que escuchamos de nuestros padres durante la infancia, de nuestros maestros, de nuestros amigos y porque no decirlo, de los globalizadores medios de comunicación.


El filósofo como comunicador por excelencia

Platón sostenía, como puede observarse en varios de sus diálogos, que el filósofo debía ser un buen comunicador, capaz de pensar claro, formular juicios claros y actuar con apertura y rectitud; además de que definía al buen filósofo, como aquél que con sus actos, era fiel a sus pensamientos y convicciones, tal y como lo mostró con la figura de su maestro Sócrates1. El filósofo debía buscar siempre aprender, preguntarse por la esencia de cualquier cosa y ser humilde al preguntárselo, ya que para Platón, la filosofía es una búsqueda desinteresada de la verdad y un arte comunicativo, entendiendo a la comunicación, no como la simple información de algo, sino como una vía de transmitir nuestras ideas y con ellas transformar la realidad. Por ello, apoyo el pensamiento platónico que afirma que las palabras tienen una gran fuerza cuando poseen conocimiento o razón, ya que entonces, no son sólo sonidos, sino ideas que son comunicadas a través de sonidos.2 Además hay que recordar el mito que narra Platón en el Fedro sobre la invención de la escritura y su inferioridad ante la palabra.

Platón es consciente del poder de las palabras como logos, ya que este pensador griego cimentó su filosofía en el diálogo, que se entiende como el método ideal de llegar al conocimiento por medio de preguntas y respuestas.

El diálogo es esencial para el discurso filosófico; pues dialogando se puede razonar hasta vislumbrar la verdad o llegar a comprender la realidad; también el diálogo nos permite ver cómo se van gestando las ideas y nuestros pensamientos se ponen a prueba a través de éste. A Platón le interesa la participación de interlocutores porque ayudan a llegar a la verdad, ya que implican un reto, se ponen a prueba nuestros pensamientos y son testimonio de nuestras palabras.3

Dentro del pensamiento platónico; quien no piensa claro, no puede hablar claro sobre la realidad y mientras no se tenga claro que es lo real, no se podrá saber qué ¬es y qué no es. Ya que las preguntas del dialéctico están enfocadas siempre a ordenar el pensamiento para encontrar la verdad. Para éste filósofo, la ciencia como episteme implica conocimiento real, y aquel que sabe dar una explicación racional sin dejar cabos sueltos para llegar a la verdad, posee una ciencia; pues se conoce un objeto cuando puede darse razones de este objeto. Por ello, la ciencia más elevada para la filosofía platónica es la dialéctica, porque la dialéctica nos proporciona una aproximación sistemática y metódica, acerca de la naturaleza de las cosas; a través del diálogo podemos ascender a los principios esenciales o primordiales de las cosas, ya que la dialéctica tiene un aspecto de reunión y definición.4 Y quisiera enfatizar que para Platón la filosofía es una ciencia autoconsciente y racional que intenta definir las esencias y que al formular preguntas, trata de proveernos de fundamentos. Para él, la fuerza motriz de la filosofía es la duda; las preguntas que surgen por medio del diálogo con uno o más interlocutores y la capacidad de asombrarse con las respuestas obtenidas, son herramientas fundamentales de la dialéctica como ciencia.

La filosofía para Platón es un acto comunicativo y por eso, el filósofo debe ser un buen comunicador, y como ya se dijo anteriormente, debe pensar claro, formular juicios claros, actuar con apertura y rectitud. Para Platón, aquél que no sabe dialogar filosóficamente no puede acercarse a la dialéctica.

Y la dialéctica o conversación filosófica implica someter a prueba, a examen, todo lo que decimos. Es una búsqueda transpersonal, es decir, con ello se clarifica lo que son las cosas, y este diálogo llega al clímax cuando se llega a un atisbo, de la verdad.

Por esta razón, la palabra tiene un poder transformador como tal, ahí radica su poder ético, pues la filosofía, aporta al mundo autoconciencia. Y la comprensión racional del mundo, es decir, pensar filosóficamente al mundo, implica transformarlo.

Es necesario hacer a los hombres filósofos para lograr un cambio social y cultural; pues en el momento en que se vive sólo para lo necesario, se corre el riesgo de perder la libertad y con ello se acaba con la filosofía porque hay que recordar que para Platón la filosofía es un ejercicio de hombre libres.5

Y si se pierde la libertad, se rompe la línea entre cultura y civilización; ya que pienso que la cultura se transforma en civilización cuando los miembros de su sociedad son más conscientes de su momento histórico y son libres para ejercer esta conciencia.

Para Platón la filosofía es educación (paideia), porque una persona es mejor en tanto más consciente sea de lo que sabe y de lo que ignora, porque sabe diferenciar que algo es similar o diferente en cuanto conoce lo que es, pues reiterando, si no tenemos claro lo que es y lo que no es, acerca de cualquier cosa, no podremos conocer realmente.



Hay que “filosofizar” los medios de comunicación

Actualmente; los espacios de la radio y de la televisión, están plagados de personajes a quienes no les importa como se expresan, ni como son escuchados por millones de personas. Y cabe señalar que estos medios de comunicación son los que ahora dictan la pauta de nuestro lenguaje y de nuestro pensamiento. Por esta razón, es imperante que demandemos que los medios de comunicación analicen sus mensajes y busquen siempre aportar algo valioso para la sociedad, ya que de no hacerlo, la palabra carecerá cada vez más de valor; nuestras palabras se volverán más vacías y sin sentido y en poco tiempo también nuestro pensamiento lo será por completo, despojando con ello al hombre de su esencia humana.

Nunca antes el ser humano había tenido tanta información sobre su entorno como en nuestra época, actualmente nos podemos enterar de lo que pasa al otro lado del mundo en tan sólo instantes, y para poner tan sólo un ejemplo de ello, muchos de nosotros pudimos ser testigos de como caían las torres gemelas de Nueva York desde “la comodidad de nuestro hogar”.

Asimismo, podemos comunicarnos con quien queramos y a donde queramos; es tal la importancia de los medios de comunicación que estos han tomado un papel preponderante en nuestra vida cotidiana, al grado que en muchas ocasiones nos negamos a creer cualquier cosa si ésta no ha sido transmitida por estos medios.

Nuestros valores de verdad y falsedad se basan en gran parte por lo que leemos en un diario, por lo que vemos en televisión, escuchamos por radio o por lo que encontramos en Internet. Y no hay que dejar de aclarar que un buen porcentaje de estos medios se basa en la palabra como fuente transmisora del pensamiento, pues la Internet que es lo más adelantado en comunicación que tenemos hoy en día y que principalmente transmite conocimiento e ideas por medio de la escritura, está abriendo paso a la comunicación hablada. Pues las personas no sólo quieren comunicarse a través de frases escritas, sino que quiere conocerse a través de la voz; pues la voz contiene nuestro sello, nuestra esencia y nuestra personalidad.

Pero si estas palabras no tienen algo real o verdadero que decir, caemos en el pensamiento del sofista; por ello, urge la necesidad de que el filósofo se aventure por los medios de comunicación, para transmitir un pensamiento que enseñe a los demás a tener ideas claras y juicios claros.

Y tal vez se podrá objetar a esta ponencia que en esta sociedad el filósofo carece de lo que los medios de comunicación llaman “marketing”, pues la filosofía esta relegada a manifestarse sólo a través de libros o coloquios sumamente especializados, pero esto es un error, la filosofía se preocupa por la realidad y la realidad es parte de todos.

El verdadero problema es que muchos filósofos no se han atrevido a participar activamente en esta era de la comunicación y sobre todo, la mayoría de los estudiantes de filosofía piensa que hay que esperar a ser muy famoso y respetable para poder acceder a estos medios, pero si sabemos tener un objetivo bien definido, podemos acceder a los inalcanzables medios de comunicación para tener una participación que ayude a desfrivolizar su actual contenido.

Pues si observamos con detenimiento, actualmente hay programas especializados en un sinnúmero de temas: desde cocina hasta economía mundial, pasando por programas deportivos y programas de ovnis o sucesos paranormales, y si tales temas se encuentran al aire, no es solamente porque hay demanda de estos temas, sino que estos temas han sabido publicitarse para crear tal demanda.

Y si esto no queda claro, analicemos un poco el proceso dentro de los medios de comunicación para desarrollar audiencia de un determinado tema; que con sus enormes variantes, es más o menos el siguiente:

Primero, no es raro que oigamos una aislada noticia (para poner tan sólo un ejemplo) sobre: “la acelerada desaparición de la vaquita marina en costas mexicanas” (y esta noticia surge por el conflicto que hay entre dos grupos pesqueros); pero luego, tras difundirse en un medio como la radio, saldrá un artículo de este tema en el periódico, (pues las noticias son “clonadas” de un medio a otro, sin importar el orden); una semana más tarde veremos salir en televisión un reportaje sobre la “preocupante mortandad de esta especie de mamífero marino endémico de México” y así; esta que en un principio fue una noticia de relleno de un noticiario de radio, al pasar de medio en medio de comunicación, crea un tipo de audiencia y en unos meses no resultará extraño ver que se realiza un documental especializado, hecho por la BBC de Londres, que será transmitido hasta el cansancio por discovery chanel o animal planet. Y para muestra hay que ver lo que pasó con sucesos como la tragedia de los mineros en Pasta de Conchos, Coahuila (19 de febrero de 2006) en donde en un lapso de 7 meses ya había salido un documental en Discovery Chanel, e igualmente el caso del Programa H1N1, en donde no pasó ni un par de meses para que se transmitiera un documental por este canal.

Así vemos que cuando se escucha hablar de un tema por varios o muchos medios de comunicación, estos por su tendencia masificadora imponen, aunque sea por algún tiempo, una demanda de audiencia. Y si no lo creen, recuerden eventos como los mundiales de fútbol, las olimpiadas o como hace tiempo en otro ámbito, el increíble éxito taquillero de la película “Titanic”, que por medio de asfixiante publicidad, se llevó en su momento el mayor número de premios de la academia.

Así son los medios de comunicación, masificantes, globalizadores, y esto no lo podemos cambiar pero si utilizar en nuestro beneficio o mejor dicho, en beneficio de la difusión de la filosofía.

Tal vez se piense que es difícil acceder a un espacio de radio o televisión para hablar de filosofía pero en realidad, “si se puede”, sólo que hay que saber cómo y cuándo hacerlo.

Si analizamos bien, los espacios de más “raiting” en los medios de comunicación son los espacios noticiosos (seguidos de los Reality Shows); en estos espacios de información, muchas veces se habla con tecnicismos como el “índice Down Jones” o “tasas a la alza y a la baja” por poner sólo un par de ejemplos, y al escuchar éstos términos, el auditorio no se asombra, ni le “cambia al canal”, por no comprender lo que se dice; lo único que hace es familiarizarse con el término y, de tanto oírlo en un determinado contexto, llega con el tiempo a conocer su significado.

En los noticiarios, siempre se busca la opinión de especialistas para hablar de lo que día a día sucede en el mundo pero también hay línea abierta vía teléfono o vía internet donde se recibe la opinión del público en general; ¡tomemos por asalto estos espacios!, si empezamos por opinar de manera filosófica y solicitar temas en donde la opinión de los filósofos tenga cabida, poco a poco se abrirán otros espacios; y no hablo de sólo buscar esporádicas participaciones en radio o televisión sino buscar espacios permanentes en ellos.

Conclusión

La filosofía comenzó a transmitirse por medio de la palabra, ya es hora, que en esta época globalizadora, utilicemos los medios masivos de comunicación que se basan sobre todo en la palabra hablada por su fácil emisión, para transmitir ideas con contenido que ayude a transformar a esta sociedad enajenada por los mismos.

Pues si lo pensamos bien; si Sócrates viviera en esta época, tal vez tendría un exitoso programa de debate o no faltaría su presencia en los más destacados de ellos; y a lo mejor, Kant se la pasaría dando videoconferencias por la red.





NOTAS







1 Platón, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1990;

apología 32c – 34ª.



2 Platón, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1990;

Cratilo 392e 413 c.



3 Por ejemplo en el diálogo el Filebo los expositores se presentan retos mutuos para vislumbrar un mismo fin 17b – 19 e.



4 Platón, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1990;

El Sofista 260a - 264 c.







5 Platón, Obras Completas, Aguilar, Madrid 1990;

El Sofista 253b.

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